El TDAH es uno de los trastornos mas diagnosticados de la infancia en nuestro país en los últimos años. La Feaadah estima que entre un 2% y 5% del alumnado de nuestros centro presentan este tipo de trastornos. Además, cada vez se realiza el diagnóstico de forma mas temprana, pese a que los manuales diagnósticos exigen que este no puede establecerse hasta la edad de 6 años. Es a causa de este precoz diagnóstico que muchos niños sean etiquetados de TDAH antes de haber desarrollado la madurez necesaria y es una etiqueta que les acompañará para toda su vida.
Muchas personas se preguntan la causa de este trastorno, puesto que hasta la actualidad, no existe una base neurológica o genética que pueda dar una explicaron física del mismo, al igual que ocurre con otros trastornos del desarrollo infantil. Sin embargo, desde mi punto de vista, opino que una de los factores fundamentales de aparición del TDAH es social.
El mundo neoliberal en el que nos movemos nos abre la puerta a muchas necesidades que antes no había. ¿Cuantas televisiones, tablet o teléfonos móviles hay en su casa? ¿Que ocurriría si estos no formaran parte de su vida? Hace 20 años no existía la necesidad de saber donde esta cada persona en cada momento o de compartir con 555 personas que te sientes melancólico en tu perfil de Facebook. Nuestro modo de comportarnos, de sentir y pensar está cambiando y por ese motivo nuestras nuevas generaciones también lo están haciendo. La idea de que «lo quiero rápido, ahora y ya» nos lleva a consumir fármacos de forma casi inconsciente, a tomar decisiones poco meditadas, a evitar emociones «negativas», llevándonos todo esto a sentirnos frustrados cuando algo no nos sale como preveíamos, sentirnos mal por mas que no intentemos estarlo y a padecer mas dolencias por el ritmo apropiado de vida.
Reafirmo mi idea de que el TDAH es un problema social y no únicamente personal. Los niños con unas características diferentes se les tacha de enfermos o «anormales». La mentalidad capitalista y del esfuerzo se ha introducido como un pilar mas de nuestros valores y pensamiento. Por este motivo se comienzan a valorar como positivas características como el sobresalir académicamente, rendir mas que nadie, trabajar muy duro, ser eficiente y eficaz, producir….. y así seras mas feliz. La sociedad, que esta compuesta por todos nosotros, inculca esos valores a los mas pequeño. De tal modo, que a un niño se le premiará si su esfuerzo es elevado, si saca buenas notas en clase y si es un líder entre los demás niños. Sin embargo, hay otros niños que tiene otro tipo de intereses, y que tal vez, no todos los aprendizajes que recibe en la escuela se encuentra dentro de estos. Es fácil saber a final de la primaria que niño va a continuar adaptándose al mundo académico y cual va a fracasar. ¿Por que no evitamos ese fracaso antes de que ocurra? Hay niños con mentalidad artística, otros con una capacidad mas técnica, otros con buenas destrezas físicas, etc. Todos los niños deben tener una formación básica y unos aprendizajes necesarios, pero de que nos sirve forzarlos a estudiar si finalmente van a tomar aversión por los mismos. Los módulos de formación profesional, a veces son una salida para este tipo de alumnado con intereses diferentes a los académicos. Lo que ocurre es que uno de los requisitos para acceder a la formación básica es cumplir los 15 años, por lo cual, hasta esa edad ya ha habido niños que han estado gastando su tiempo, el de sus familias y el del profesorado en una formación que no tiene nada que ver con ellos. No quiero que mis palabras sean mal interpretadas, pero es necesario una educación profesional a edades mas tempranas, así como un trato individual, familiar y profesional para que se valoren y comprendan cualidades que también presentan los niños con TDAH.
Concluyo con la idea de que debemos ser tolerantes con las características personales de cada niño y no hacer de ellas problemas, sino orientarlas hacia objetivos en que las personas se sientan realizadas, sin minar sus motivaciones y valores.