Por Iraida Puerta Porcel, psicóloga de Agacia Centro 

La Navidad es una época de festejos, reencuentros, comidas copiosas y regalos…. Sin embargo, no todo el mundo vivencia estas fechas con alegría e ilusión, sino que lo hace embriagado por la tensión, la tristeza o la ansiedad.

La Navidad hace más latente la pérdida de las personas que ya no están a nuestro lado, haciendo un recorrido mental de cómo fue y como es nuestra navidad actual. También son fechas de reencuentros, donde lo deseable es reunir a esa gran familia comiendo una opulenta cena, mientras que el comer con pocas personas o incluso solo es motivo de tristeza, ya que representa el “no ser querido”. 

La presión social depositada en estas fechas pretende determinar nuestro estado emocional, siendo lo propio sentir alegría y júbilo, mientras que el resto de emociones son vistas como inadecuadas, haciendo que las personas se sientan culpables y entristecidas por sentir sus propios sentimientos.

Debemos ser cautelosos con los mensajes que recibimos de la televisión, publicidad o incluso de la presión social, ya que nos pueden determinar una idea sobre lo que debe ser la Navidad y no de lo que realmente es para cada persona. La Navidad no deja de ser un día más en nuestro calendario. El establecer grandes expectativas sobre esos días generan al mismo tiempo tensiones y, en muchos casos, frustración porque las cosas no salieron como esperábamos o no sentirnos felices después de todo el esfuerzo depositado.

Cada día del año es un día especial que vivir, único e irrepetible. Vive cada día con expectación, cariño y curiosidad, sin dejar que el mundo marque qué días deben ser especiales.

Los fracasos emocionales pueden generar, como decíamos, malestar y este derivar en sintomatología depresiva o ansiosa. Recientemente, fué incorporado al Manual diagnóstico de psicología DSM-V el Trastorno afectivo estacional. Este hace referencia a los estados de ánimo deprimidos que siguen un patrón estacional. Nuestra Navidad coincide con el inicio del invierno, por lo cual, dicho trastorno puede ir de la mano de estas fechas festivas. Guarda una gran relación con el invierno debido al menor número de horas de luz, la cual se encuentra relacionada con la producción de serotonina, la presencia de un elevado nivel de melatonina o la ausencia de vitamina D. Suele mejorar conforme se aproxima la primavera. Sus síntomas son:

  • Tristeza
  • Sentimientos de desesperanza, pesimismo e irritación
  • Pérdida de interés en actividades que antes solía disfrutar
  • Poca energía
  • Dificultad para dormir o dormir demasiado
  • Deseos de comer carbohidratos y aumento de peso
  • Pensamientos de muerte.

Qué hacer si eres una persona que está sufriendo

  • Teléfono de la esperanza: 976 232 828 – 717 003 717.
  • Continuar con nuestras actividades valiosas.
  • Centrarnos en el momento presente, aquí y ahora, viviendo nuestros días con nuestra rutina.
  • Buscar ayuda profesional.

Qué hacer si una persona de nuestro entorno sufre:

  • Tratar de estar presente en su día a día a través de llamadas, mensajes, visitas, etc.
  • Pasar tiempo de calidad juntos haciendo actividades agradables. 
  • Tener consideración por los demás y no solo por lo que nos satisface a nosotros.
  • Recordad el valor que esa persona tiene en nuestra vida. 

Si necesitas ayuda profesional contacta con nuestro centro a través del 671 51 72 20 o https://agaciacentro.com/contacto/ 

 

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